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Los expertos afirman que cuantas más reservas de grasa tengan las mujeres embarazadas, mayores serán las posibilidades de supervivencia y de inteligencia del bebé. Y es que la grasa es rica en nutrientes que intervienen en el desarrollo de los niños.

Según los médicos, «la grasa de las piernas y las nalgas de la madre es una especie de almacén para construir el cerebro del bebé. Se necesita mucha grasa para construir el sistema nervioso del bebé, y la grasa de estas zonas es rica en ácido docosahexaenoico, un componente especialmente importante del cerebro humano.»

«Siempre ha sido un misterio -añaden los médicos- por qué las mujeres tienen tanta grasa.

Los mamíferos y primates suelen tener entre un cinco y un diez por ciento de grasa corporal, pero las hembras de Homo sapience pueden tener hasta un tres por ciento de reservas de grasa corporal.

Parece como si en el proceso de la evolución, la naturaleza hubiera acumulado y almacenado específicamente esta grasa en la hembra hasta la maternidad.

La mayoría de los hombres de 20 años encuentran mucho más atractivas a las mujeres con caderas anchas que a las chicas con un pequeño espacio entre la cintura y la parte inferior del torso. Se cree que la figura más proporcionada y bella es la de «pera», «guitarra» o «reloj de arena», es decir, la chica tiene una cintura fina y caderas más bien anchas. Lo más interesante es que, desde un punto de vista psicológico, el hombre no piensa por qué tiene esas preferencias.

De hecho, esto se debe a la percepción de una mujer, así como el período de la pubertad. Un hombre en un nivel subconsciente entiende que una mujer con caderas anchas está lista para el parto y se siente sexualmente atraído por ella. No hay nada extraño ni aterrador en ello. Son cuestiones psicológicas que se han estudiado durante miles de años.

El 75% de los hombres piensa realmente que las caderas anchas son bonitas. Y les gustan mucho más que las chicas que parecen modelos. La mayoría de los hombres creen que las top models son realmente guapas, pero esto sólo se aplica a los desfiles de moda.

Sexualmente, esas chicas no les atraen, porque a la mayoría de los hombres les gustan los pechos exuberantes, las cinturas estrechas y las caderas anchas.

La mayoría de los hombres señalan que es mucho más fácil comunicarse con chicas de caderas estrechas que con sus colegas de profesión. Porque no las ven como compañeras sexuales. Es mucho más difícil comunicarse con chicas de rasgos femeninos, caderas anchas, caderas llenas y cintura fina. Porque la chica es percibida como una compañera sexual. Muchos hombres en el proceso de conversación se distraen con las formas femeninas de la interlocutora.

 

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“El 7 de agosto de 2015, a las diez de la mañana y en ayunas, entregué los estudios prequirúrgicos. Era el peor día de mi vida, pero esto lo sabría después”, dice Gabriela Trenchi, una de las víctimas del cirujano Aníbal Lotocki. Habla sobre el infierno que supo encontrar ―y que aún vive― tras una operación de glúteos. Nada sería igual.

Por este y otros hechos el médico argentino Aníbal Lotocki fue acusado de mala praxis médica. Varios pacientes denunciaron haber sufrido graves complicaciones de salud tras someterse a procedimientos estéticos realizados por Lotocki, incluyendo infecciones severas, deformidades y problemas crónicos. Trenchi llegó a estar en silla de ruedas. Y dos pacientes murieron. El caso conmovió al país sudamericano!

En 2022, un tribunal lo encontró culpable de lesiones graves y lo condenó a prisión y en octubre de 2023 fue detenido. Este caso ha generado un amplio debate sobre las prácticas médicas en el campo de la cirugía estética y la necesidad de una mayor regulación y supervisión.

“Todo era alegría”, recuerda Trenchi en su libro Cuerpos envenenados. La víctima que logró vencer al cirujano Aníbal Lotocki. Viajes, trabajo, un curso de diseño de indumentaria en el horizonte y una vida feliz se transformaron en una pesadilla impensada. Las puertas del infierno estaban abiertas y Gabriela empezó a sentir el horror.

Con un testimonio tan crudo como desgarrador, el libro repasa el duro calvario que atravesó (y atraviesa) tras la aplicación no consentida de metacrilato y otras sustancias. ¿Cómo lo hace? Cuerpos envenenados tiene un estilo sin rodeos y con un minucioso relato de cada situación que vivió.

Cómo quedó en silla de ruedas, la larga lista de enfermedades y dolencias que se desencadenaron (la enfermedad de Guillain-Barré, granulomas, insuficiencia renal, calambres y dolores, depresión, ataques de pánico, distintas terapias, a razón de 14 pastillas por día), el intento de suicidio, la trama judicial, las voces de otras víctimas y profesionales y la atención mediática son parte del relato en primera persona de Cuerpos envenenados.

Dolorida y ensangrentada

“Salí del quirófano inconsciente y me desperté detonada por el dolor y con la sorpresa de estar vendada desde la cintura hasta los pies. Las vendas lucían completamente ensangrentadas. Toda la cama estaba húmeda y teñida de rojo. Me encontré fajada por completo, muy dolorida, no entendía nada”, rememora Gabriela en el libro. Pero pronto, Trenchi diría que Lotocki es, más bien, “como un diablo sin cola ni tridente”.

En cada página, Trenchi, a través de frases conmovedoras, agregas capas al relato que lejos de ser una ficción es una cruda realidad. Así, asume: “Fuimos sus conejillos de Indias. Era el doctor Frankenstein y quería esculpir nuestros cuerpos a su propio antojo, acudiendo a compuestos tan mágicos como ilegales”.

 

Hoy, Trenchi da batalla en el ámbito judicial y lucha por los cambios en el sistema de salud, lo que llevó a Lotocki a la cárcel de Ezeiza, donde actualmente cumple una condena de ocho años. La empresaria textil también participa como miembro activo junto a la directora Gabriela Covelli en la ONG “Por la vida y la salud, por vos, por mí y por todos” que nuclea a familiares y víctimas de mala praxis médica de todo el país.

Pero todo empezó una noche.

La cena maldita

Corría el año 2015 y Gabriela era una mujer exitosa. Empresaria textil, se había convertido en consultora de varios famosos argentinos y sus dos showrooms le daban prestigio. También tenía una tríada que define como “perfecta”: dinero, amor y salud. El futuro era una promesa llena de proyectos claros, hasta que una noche coincidió en una cena con Lotocki.

A Gabriela le presentaron a una actriz, que había acudido con su pareja. “La actriz de cuerpo rotundo era la carta de presentación del cirujano en los círculos del show business”, reflexiona ahora Trenchi en el libro. Ella lucía un cuerpo escultural y él era el responsable de esos resultados.

Ambos eran la encarnación del éxito a través de la belleza, combinado con altas dosis de exposición mediática.

Las muestras estaban a la vista. Nada podía salir mal. Rieron, conversaron y, como un encantador de serpientes, logró que Gabriela le contara que quería levantar un poco la cola.

 

“Necesitaba mimarme y levantar el ánimo porque venía de una separación en la que había sufrido mucho. Pero en lugar de hallar algo placentero, una mejora física, me encontré con otro infierno”, confiesa Trenchi en el libro. Ella quería un retoque mínimo..

Pero ahí, en la cena, frente a su escultural novia, Lotocki convenció a Gabriela de utilizar hilos tensores. Su explicación también incluía “promos y descuentos”, que detallaría luego en una consulta privada. Lo que no incluía la explicación era que Lotocki iba a hacer, una vez sedada la paciente, lo que quisiera. “Un cirujano reinventa la vida, pero este tipo hizo todo lo contrario: nos inoculó el sufrimiento crónico a personas que estábamos sanas”, sentencia.

¿Qué hacía en el quirófano Lotocki? Según Trenchi describe en Cuerpos envenenados, “En cada acto quirúrgico, él se obsesionaba con la apariencia exterior que quería dar a cada cuerpo y pretendía desentenderse, ignorar o silenciar, que nos estaba envenenando con sus productos, con su macabra magia escultórica”.

¿Qué hizo? Según lo que consta en la causa judicial, Lotocki colocó un producto de relleno que contenía microesferas de polimetil metacrilato (PMMA). “Eso me provocó una normoanatomía del tejido celular y de los glúteos mayores. Tuve que soportar granulomas e inflamaciones muy dolorosas”.

Una hora en el quirófano bastó para que Gabriela ya no fuera más Gabriela.

Testimonios desgarradores

 

”Pasaron diez años desde entonces y cada día me siento peor,” confiesa Trenchi, que vivió casi una década de dolor y complicaciones médicas tras las intervenciones de Lotocki. Lo que vino después de esa cena incluye hospitalizaciones repetidas y constantes visitas a médicos para tratar los efectos de los materiales inyectados en su cuerpo.

La tríada “perfecta” se había ido en un abrir y cerrar de ojos. O, más bien, se había esfumado en un entrar y salir del quirófano sin habilitación de Lotocki. “A pesar de que siempre tuve una alta tolerancia al dolor, lo que me ocurría se había vuelto insoportable, inhumano, una tortura que superaba cualquier umbral”, escribe Trenchi.

Gabriela estaba en el infierno más oscuro, tanto que coqueteó en numerosas oportunidades con el suicidio. “Muchas veces había intentado suicidarme antes. En las clínicas, querían atarme porque me arrancaba las sondas de la comida y quería extirparme la traqueotomía. No aguantaba más el sufrimiento”, detalla en el libro.

 

En el libro la autora señala que ”los médicos que me auxiliaron aseguraron que me habían puesto algo extraño”. Este descubrimiento fue el inicio de su lucha.

“Gracias a punciones y estudios practicados en años posteriores, descubrimos que Lotocki sin mi consentimiento me había colocado ciertos productos en las piernas.

Lotocki me había envenenado a mí y otros pacientes. Estaba experimentando en nosotras con un compuesto que había llegad al país hacía varios años desde Paraguay”, cuenta en Cuerpos envenenados.

En el libro da cuenta de otras víctimas del cirujano, como los fallecidos Silvina Luna y Mariano Caprarola, y relata de manera exhaustiva cómo es la trama judicial, los obstáculos y cuáles son las trabas que aún encuentra en el camino, incluso con Lotocki en prisión.

”El paciente, a la larga o a la corta, lamentablemente termina con su vida, no hay opción… No lo salvas al paciente, en 5, 10, 15 años el paciente termina con su vida, es un veneno”, escribe Trenchi y desgarra.

Para que otros tengan opciones, Gabriela hoy se pone de pie. Y lucha.

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Congelar tomates es una estrategia sencilla y eficaz para conservar la fruta, cada vez más popular entre las amas de casa.

Este método de conservación difiere del enlatado tradicional en que preserva más nutrientes y el sabor original de los tomates.

Esta técnica es especialmente útil para quienes desean tener tomates frescos todo el año. Además, los tomates congelados son fáciles de usar y se pueden utilizar para diversas tareas culinarias.

Analicemos las principales ventajas y usos de los tomates congelados, razón por la cual esta técnica es cada vez más popular.

En primer lugar, congelar tomates es la forma más fácil y rápida de prepararlos. Los tomates no se pegan entre sí durante la congelación, lo que los hace muy cómodos de usar.

En segundo lugar, este método permite ahorrar mucho en tomates durante el invierno, cuando el precio de las verduras frescas aumenta considerablemente.

En tercer lugar, los tomates congelados conservan muchos más nutrientes que los enlatados, porque se preparan sin azúcar, sal ni vinagre.

En cuarto lugar, el tomate congelado es excelente para muchos platos. Combinan bien con huevos revueltos, se pueden añadir a los pimientos y también se pueden utilizar como ingrediente de pizzas.

Congelar tomates abre nuevos horizontes a la creatividad culinaria y al aprovechamiento eficaz de la cosecha. Conserva no sólo el sabor y el aroma de los tomates frescos, sino también sus propiedades beneficiosas.

Los tomates congelados serán un excelente sustituto de los tomates en conserva, especialmente para aquellos que se preocupan por su salud y prefieren los productos naturales.

De este modo, las amas de casa pueden proporcionar a sus familias deliciosos tomates durante mucho tiempo, diversificando significativamente su menú, ahorrando tiempo y recursos.

¡Pruébelo y recuerde!

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El pan es nuestro compañero cotidiano, una parte esencial de cada comida.

Pero resulta que hay muchos peligros graves asociados a este producto aparentemente inofensivo. La corteza del pan merece especial atención. Sí, ¡es la corteza la que puede entrañar peligros ocultos!

En primer lugar, la corteza es el lugar donde se acumulan las acrilamidas, compuestos químicos nocivos que se forman a altas temperaturas.

Estas sustancias se forman durante el proceso de horneado y pueden aumentar el riesgo de diversos tipos de cáncer. A pesar de los esfuerzos de los fabricantes por minimizar las sustancias nocivas, es casi imposible evitarlas por completo.

En segundo lugar, hay que prestar atención al moho. La corteza del pan es el entorno ideal para su crecimiento.

A veces, los mohos pueden introducirse en el pan de forma inadvertida, ocultándose bajo la corteza. Su consumo habitual puede provocar graves intoxicaciones alimentarias e incluso enfermedades crónicas.

El tercer peligro son los aditivos químicos. Para que el pan tenga buen aspecto y se conserve mucho tiempo, los fabricantes suelen añadir diversos conservantes y mejorantes.

Estas sustancias sintéticas se acumulan en la corteza porque su función es conservar el aspecto del producto. Al acumularse gradualmente en el organismo, pueden provocar reacciones alérgicas y otros efectos negativos para la salud.

Por último, cabe mencionar las calorías. Las cortezas de pan son más calóricas y suelen contener más hidratos de carbono y grasas, lo que puede contribuir al aumento de peso.

Si las cortezas de pan se consumen regularmente en grandes cantidades, se corre el riesgo de padecer obesidad y enfermedades relacionadas.

Así que tenga cuidado con lo que come. Renunciar a las cortezas de pan, o al menos reducirlas al mínimo, puede mejorar notablemente su salud. Cuídese y elija conscientemente alimentos más sanos y seguros.

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Utilizar la inteligencia artificial con fines comerciales es cada vez más difícil. Un ejemplo reciente es un correo electrónico interno del vicepresidente de Amazon Devices, Lindo St. Angel, que informaba a los empleados del cierre del proyecto Astro for Business. En lugar de fabricar patrullas robóticas excesivamente caras, la dirección de la empresa ha decidido centrarse en fabricar robots domésticos.

Amazon ya ha enviado cartas a todos los clientes de los robots advirtiéndoles de que simplemente dejarán de funcionar el 25 de agosto. Esto supone el fracaso total del proyecto, que se preparó durante muchos años, pero al final sólo funcionó nueve meses. Se devolverá el dinero a todos, incluidos los costes adicionales de formación de los robots, creación de mapas del terreno y programación de las rutas de patrulla.

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La empresa finlandesa Wärtsilä Energy ha completado la primera fase de certificación de su nueva central eléctrica. Es la más respetuosa con el medio ambiente de todas las centrales existentes, ya que no produce ninguna emisión durante su funcionamiento. Así será en el futuro, cuando la central funcione totalmente con hidrógeno, pero mientras tanto utiliza gas natural.

La estación se basa en el motor marino Wärtsilä 31, que ha sido distinguido con una página en el Libro Guinness de los Récords como el motor más eficiente de su clase. Tiene la mayor potencia por cilindro entre sus pares. Los gigantescos motores de combustión interna son la especialidad de Wärtsilä, pero recientemente la dirección ha decidido explorar otro nicho: la generación de energía.

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China ha inaugurado una red de túneles y puentes que conectan las ciudades de Shenzhen y Zhongshan, situadas a orillas del estuario del río de las Perlas. Se trata de una de las regiones más densamente pobladas del mundo, con una logística muy compleja debido al vasto espacio acuático. El singular sistema de transporte tardó siete años en construirse y consta de dos islas artificiales con un túnel submarino entre ellas. Las islas están conectadas a tierra por puentes, y la longitud total de la ruta entre las ciudades es de 24 kilómetros.

Los medios de comunicación chinos informan de que el país batió 10 récords mundiales durante la ejecución de este proyecto:

Vano más largo de un puente colgante marino de vigas cajón de acero: 1.666 metros;
Vano más alto: 91 metros;
El mayor paso de navegación de un puente marítimo;
El mayor anclaje de un puente colgante marítimo – 344 mil metros cúbicos de hormigón;
Mayor velocidad en pruebas de viento – 83,7 m/s;
Mayor superficie pavimentada del tablero – 378.800 metros cuadrados;
Túnel de tubo sumergido más largo – 5.035 metros;
El túnel de tubo sumergido más ancho – 55,6 metros;
La mayor colada de un solo volumen de un tubo sumergible con camisa de acero de hormigón autocompactante: 29.000 metros cúbicos;
La compuerta de agua en forma de M plegada repetidamente más ancha: 3 m;

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En Estados Unidos se ha puesto en marcha un proyecto piloto para la construcción de una autopista inteligente en el estado de Michigan. Lo está llevando a cabo Cavnue, una empresa respaldada por la poderosa Alphabet. El proyecto consiste en la construcción de un tramo de carretera de 3.000 metros de longitud, en el que los conductores de automóviles conectados a su infraestructura recibirán información operativa sobre la situación en la carretera, y el Ministerio de Transporte podrá responder rápidamente a los problemas que surjan.

En la autopista se instalarán pilares con módulos informáticos y sensores y el equipo de comunicaciones necesario a intervalos de 200 metros. Además, la carretera estará equipada con cámaras que tomarán fotos de tramos de la autopista para su posterior procesamiento por la IA. A partir de las imágenes, la red neuronal generará avisos sobre condiciones de conducción peligrosas. Los representantes de Cavnue afirman que cualquier vehículo con el equipamiento necesario podrá conectarse a la carretera.

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Para salvar a la humanidad del cambio climático, habrá que renunciar a las grasas animales y vegetales. En su lugar, el aceite, como muchos otros productos, se producirá a partir del aire. El polémico filántropo Bill Gates ha invertido una gran suma en los trabajos de la startup Savor, con sede en San José, que ha presentado las primeras muestras de un nuevo tipo de «aceite».

La idea es muy sencilla: casi todos los orgánicos están compuestos de carbono e hidrógeno, así que no importa de dónde procedan estos elementos, siempre que puedan manipularse a voluntad. En este caso, mediante procesamiento termoquímico, se crean ácidos grasos a partir de ellos, y ya de ellos – petróleo. El recurso inicial es agua corriente y CO2, que se extrae de la atmósfera.

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