Hay un broche que la reina Letizia ha escogido para distinguir su respeto en los últimos funerales de familiares del rey Felipe VI a los que ha tenido que acudir en los últimos meses. La reina volvió a escoger esta joya familiar de gran valor para adornar su luto en el funeral de Alejandro Fernández de Araoz , que estuvo casado con Isabel Gómez-Acebo, hermana del esposo de la infanta Pilar, hermana del rey Juan Carlos. Los Borbón acudieron a darle el último adiós, al día siguiente del funeral en memoria de Juan Gómez-Acebo , primo hermano del rey Felipe, donde coincidieron la infanta Cristina, los reyes eméritos y don Felipe y doña Letizia. La reina escogió en ambos actos un look sobrio y elegante y se adornó con perlas.
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En el funeral de Alejandro Fernández de Araoz, celebrado el pasado lunes 9 de septiembre, doña Letizia lució el broche con media perla , diamantes y perla en forma de lágrima, que ya le hemos visto en varias ocasiones, una de ellas en el funeral de Fernando Gómez-Acebo, hace apenas seis meses.
Y cada vez que lo lleva se desatan los rumores: ¿Es esta la Perla Peregrina? ¿Cuál es origen de esta joya? Pues no, no es la Perla Peregrina, ni tampoco la falsa Perla Peregrina o Peregrina II, ni el broche de las perlas grises, que forma parte de las «joyas de pasar» y es de diseño parecido.
Según explica la cuenta de Instagram especializada en las joyas de la familia real, Spanish Royal Jewels, este alfiler perteneció a la Reina María Cristina de Habsburgo , que poseía varias piezas similares, muy de moda en la época, para lucirlas como broches o «pendentifs». El que luce habitualmente doña Letizia es uno de estos broches.
Al fallecer la reina María Cristina, en 1929, estos broches se reparten entre la familia y parece que todavía siguen en sus manos. El Rey Alfonso XIII heredó uno, descrito en su momento como un broche con una media perla de color vainilla, orlada de 12 brillantes, de la que cuelga otro diamante en talla almohadilla y de éste, una perla en forma de pera.
Regalo de boda
Alfonso XIII regaló el broche a su nuera, la princesa María de las Mercedes , por su matrimonio con el Infante don Juan, en 1935, en Roma. La Condesa de Barcelona lució este broche, que es desmontable, muy a menudo, algunas veces solo con la parte superior o colgándolo de un collar de perlas. Doña María se lo pasó a su nuera, la reina Sofía, que lo empezó a lucir en la década de 1980.
Fue en 2017, cuando la reina Letizia lo usó por primera vez el Día de la Hispanidad . Doña Sofía se lo cedió y la reina Letizia lo ha lucido en numerosas ocasiones desde entonces. Existe un segundo broche de similares características, el de las perlas grises, que también pertenece a las joyas de pasar y que llevó la reina Letizia en la cena de gala durante su visita a Países Bajos, la pasada Primavera, y e n funeral de Constantino de Grecia , en 2023.
La tentación de asegurar que se trata de la Perla Peregrina o de la Peregrina II es grande, pero no lo son. La Perla Peregrina es una de las joyas reales desaparecidas más famosas del mundo. Perteneció a la familia real española, pero fue robada. Es una de las perlas más bellas por su gran tamaño, muy poco habitual, y por su forma, que asemeja una lágrima perfecta.
Se dice que fue descubierta en Panamá, a mediados del siglo XVI, y que fue Felipe II quien la compró – aunque no queda claro si fue un regalo– para el joyero de la familia real española, en 1597. Su peso es de 58 quilates y medio, y el rey la montó en un broche. Se puede admirar en el famoso retrato ecuestre de Felipe III, pintado por Velázquez. El rey la lleva en su sombrero. Todas las reinas de la casa de Austria la lucieron.
La subasta de La Peregrina
Sin embargo, la pista de La Peregrina se pierde en 1808, cuando José Bonaparte, convertido en rey de España tras abdicar Carlos IV, se apropió de todas las posesiones de la corona española, entre ellas sus joyas, uno de los joyeros más valiosos de Europa. Éste se la dejó a su sobrino, Napoleón III, esposo de Eugenia de Montijo, que la vendió al marqués de Abercorn.
La familia la sacó a subasta en los años sesenta y fue adquirida, por 37.000 dólares, por el actor Richard Burton para Elizabeth Taylor . La última noticia que se tiene de ella es una subasta celebrada en 2011, tras la muerte de la actriz, donde fue adquirida por un comprador anónimo por nueve millones de euros.
A pesar de todo, la Casa Real Española ha afirmado durante mucho tiempo que La Peregrina seguía en sus manos. Algunos la identifican con uno de los colgantes en forma de lágrima de un broche de brillantes o de varios collares de perlas, que doña Sofía ha lucido en numerosas ocasiones.
Pero esta no es la verdadera Peregrina, sino la Peregrina II. Parece que el rey Alfonso XIII trató de recuperar la perla original en una subasta, en 1914, pero su precio era demasiado elevado. En su lugar le regaló a la reina Victoria Eugenia otra perla, casi idéntica, afirmando que era La Peregrina.
Pero, ¿dónde está la Peregrina original?
La reina siempre sostuvo que era la original. La esposa de Alfonso XIII la lució en numerosas ocasiones, en collares y con distintos alfileres, la última vez para un retrato de 1969, antes de morir. La reina Sofía, que la heredó como parte de las «joyas de pasar» la ha exhibido en retratos oficiales y familiares.
Doña Letizia todavía no se la ha puesto. Existe un tercer broche de similares características, el de las perlas grises, que llevó la reina Letizia en la cena de gala durante su visita a Países Bajos, la pasada Primavera, y que también pertenece a las «joyas de pasar».